viernes, 4 de junio de 2010

Respiren tranquilas.

Ser gorda o delgada? Llenita o palitroque? Rubia o morena? Con celulitis? (The hell no!) Mil cirugías o ninguna. Poco maquillaje? Mucho o nada? Estas, y quizás muchas otras, son las preguntas que diariamente se hacen las mujeres para atentar contra su propia belleza. Esa belleza natural con la que nacieron. Estamos inmersos en un mundo de mujeres con cuerpos andróginos de tanta delgadez. En un mundo de más de mil dietas, todas fallidas, para hacerte bajar de peso y decirte cuán gorda eres y qué fácil eres de engordar. Y cientos de cirugías para corregir un rostro que debería ser aceptado tal como es. Pero no es así. O eres bonita, sino, fea. Y si quieres un consuelo, bueno hijita preciosa, entonces eres "buena gente". La perfección está a la orden del día. Pero, ¿hasta cuánto puede llegar una perfección que no existe? Que siempre demanda más de lo que tu cuerpo, tu piel y tu mente puedan tolerar? Las mujeres son más crueles consigo mismas al hacerse pasar por esta penitencia tan innecesaria.


VOGUE Magazine, es mi revista preferida por excelencia. Adoro la moda, vivo en ella pero a mi estilo. Si algo no me gusta entonces no lo uso, aunque esté de moda. Aunque, para ser sincera, siempre me adelanto a ella. Ahora todo el mundo quiere vestirse con lacitos, zapatos de charol y vestidos clásicos con casaquitas de bebé. ¿Y quién se ha vestido así por años, sin que siquiera se tome como "moda"? Aichhh debí haberlo patentado ¬¬ Anyway, la moda para mí es la moda que yo misma impongo. Lo que yo quiero usar y combinar. Los colores que siento que deba usar más. Mi estilo sale de mi propia naturaleza perfeccionista, pulcra, impecable. Lista no para impresionar, pero sí para mostrar que soy diferente.


En cualquiera de los casos. Todas las mujeres siempre suelen sentirse inferiores consigo mismas. Buscan hasta por demás imperfecciones en su cuerpo, en sus hábitos, en sus modales, en todo. No existe "La Perfección Perfecta". Pero no entienden. Y el mundo de la moda reclama modelos con más carne, pero son los primeros que les dicen "cerdas" si se atreven a subir un sólo miligramo.


En la última edición de Vogue Latinoamérica, la correspondiente a este mes; Rafael Molano, director de GQ México, explora el dilema del canon de belleza femenino. Y para qué, los resultados ni se los imaginan. Sólo les digo que después de leer esto, más de una empezará a sentirse tonta, hasta un poco estúpida o hueca, por pasar horas tratando de ser perfecta, para que en un sólo segundo, los hombres ni se fijen en eso. Respirarás tranquila, y si por lástima ya eres de las que tienen el cerebro de Oddie, tal vez, si sucede el milagro, dejarás de tenerlo. So, enjoy girls! ^^


VOGUE Latinoamérica
Edición Junio 2010
Extraído del segmento: ESTILO VOGUE OPINIÓN


EN PLENA DESNUDEZ
By Rafael Molano.


Tal vez, una analogía con la trifulca entre Charles Darwin y las iglesias anglicanas y católicas, sirva para entender mejor la discusión sobre el canon de la belleza femenina que se da entre hombres y mujeres hoy. Algo así como unas aproximaciones animal y divina al tema. ¿Cuáles son los rasgos de una mujer hermosa para los hombres? Y, ¿cómo creen las mujeres que ellos perciben su belleza?


Los hombres actuales, de una manera muy darwiniana, somos bastante simples y terrenales a la hora de apreciar la belleza femenina. Las consideramos como seres de carne y hueso y no como diosas. Aun cuando nos dejamos atraer por la máquina de deidades que Hollywood ofrece en las películas, somos mucho menos exigentes en los juicios sobre ellas de lo que las contrapartes femeninas se pueden imaginar.


Validando la analogía, las mujeres cargarían todavía con la idea creacionista de la Iglesia decimonónica, por lo que, siguiendo esa lógica, parecen asumir la pesada cruz del pecado original con las culpas que esta implica. Se juzgan así mismas duramente y asumen que los hombres están pendientes de descubrir hasta el más mínimo defecto de sus cuerpos y rostros para rechazarlas.


Los temores con los nombres de celulitis, maquillaje, sobrepeso, senos recargados, caderas anchas... las ensonbrecen y terminan por generar debates entre ellas mismas, que incluyen a los medios de comunicación, con todo tipo de consejos y de fórmulas para borrar esos "defectos" de la faz del planeta.


El resultado es que terminan vistiéndose, adelgazando y maquillándose para las mujeres, mientras que la opinión de los hombres se pierde de vista. Si se desprendieran de ese miedo autopromocionado, se sorprenderían acerca de lo poco que preocupa a los hombres que ellas creen que les preocupa.


Gracias a la internet, cientos de encuestas sobre esos temores aparecen todos los días. Podría asegurar que entre los hombres heterosexuales promedio el mensaje resultante será siempre mucho menos aterrador de lo que sus lectoras piensan. Al tomar una de esas encuestas al azar, publicada por la agencia EFE, que la obtuvo de una revista del corazón, sus resultados se podrían extrapolar a muchas otras con muy parecidas opiniones.


Según la encuesta, al 81% le importa poco la celulitis; las prefieren con curvas antes que delgadas; se inclinan más por una cara bonita o simpática que por un cuerpo escultural y prefieren poco maquillaje. en otras palabras: MUJERES REALES, CON SUS IMPERFECCIONES.


Si se juzga la belleza por las Venus que el arte ha legado, será fácil ver cómo, desde los griegos hasta Goya, a los hombres les ha interesado una mujer sin tanto maquillaje y arandelas. Sólo les interesan las mujeres, a secas. Parece que los cuerpos esbeltos, caso andróginos, que han abierto el abismo de la anorexia y la bulimia, fueran "creados" para extraterrestres. Los hombres de aquí se rendirán ante las que con gestos y sonrisas, más que con liposucciones, les conquisten.