"Ohh Qué linda! Parece una muñequita!"

Vestidos de corte clásico y elegante, blusas con bobos y casaquitas con cuello de bebé, balerinas de todos los modelos y colores (menos las huachafas), panties blancas con zapatitos de charol, binchas con lacito a un costado. Cabello perfectamente peinado, largo y blondo. Piel pálida con rostro sonrosado y cuerpo de bailarina de ballet... de 12 años! Sí, así soy yo y así me visto. Cuando camino por la calle no hay quien me mire y no comente. A veces incomoda que todo el mundo te mire como si fueras una especie de súper estrella. Y yo pienso: "Qué les pasa a estos locos, que hasta las chicas me miran! Aichhh, par de chusmas! Como si fuera la gran cosa" Y es que tanto acoso no siempre amerita que uno tenga que creerse la coca cola en el desierto porque todo el mundo lo mira. Recuerdo hasta el cansancio que todos me digan lo mismo: "Ohhh mira a la niña! Qué bonita! Es una barbie!" O algunas confianzudas: "Ohhh que linda! Pareces una muñequita! Dónde compras tu ropa?" Como si algún día se los fuera a decir.

Más que ir a mil tiendas, uno no se viste bien si es que no sabe combinar. Y mi estilo es ese. El de mujer clásica y sumisa. Pero que mi cuerpo frágil y mi carita dulce y angelical , porque dicen que tengo carita dulce y angelical, no los confunda. Soy la primera en gritar y en poner en su sitio a cualquier igualado y hueca. Y tengo más fuerza en mis brazos que mil hombres si tengo que hacerte a un lado para poder pasar. Y me enojo tanto que ni yo misma me reconozco. Estar en el hospital y tener que lidiar con doctores ociosos e incompetentes, residentes brutos, enfermeras negligentes que se saltan medicamentos y técnicos buenos para nada, me han forzado a imponerme y convertirme en eso, en la niña que no es niña y que grita, te jala y te pega si es necesario. Y es que tratas bien a mi mamá o no la tratas. Y como no puede ser lo último, entonces la tratas y la tratas bien. 

Y para mi "buena suerte", la segunda universidad a la que asisto es un conglomerado de resentidos sociales, que se quejan de discrinación racial, económica y social, y son los primeros que se disminuyen al ver a una rubiecita bonita con ropa de marca al lado. Y a mí que me interesa si voy a una universidad pública! No voy a vestirme como si fuera cualquier cosa para encajar. Y cuidado que no estoy siendo racista con esta última expresión. Pero no me van a obligar a usar jean y casaca con zapatillas sport tan sólo por estar en una institución del estado. Tengo mi estilo y si ellos de sienten poca cosa por eso es su problema, no mío.

"Hay que linda!" "Hermosa, barbie preciosa"... bleh bleh bleh... hablan al aire porque no me la creo. No me considero ni bella, ni hermosa, ni linda, ni angelical, ni dulce, ni perfecta ni barbie en persona. Sólo soy lo que ellos ven de mí. Que se acerque o no a quien realmente soy es algo que ni yo misma sé. No me miro al espejo buscando verme bonita ni perfecta. Me visto como me gusta vestir, uso el corte de cabello que me gusta usar y tengo aspecto pulcro e impecable porque eso es parte de mí. Tener un cuerpo súper delgado pero bonito no es producto de dietas ni horas de prácticas de ballet. Como de todo y hasta más no poder, tanto así que muchas veces no puedo dormir en mis escazas cuatro horas que tengo para descansar, de lo full que estoy x_x 

A todos los que no se cansan de mirar y admirar acosadoramente a esta niña, sólo les digo: Búsquenme a las 8 de la mañana cuando recién me despierto y salgo a la panadería a comprar pan, con mis lentes de contornos gruesos y negros, mi polera rosada sobre la pijama que me da flojera cambiar y mi cara más pálida que muerto, y les aseguro que en un segundo se les quita toda esa sonsera de muñeca bonita, y menos perfecta!